miércoles, 14 de marzo de 2012

¡Hola!

Muy buenas tardes a quien me esté leyendo. Hace un tiempo hice un blog, pero poco a poco lo abandoné hasta cerrarlo. ¡Espero poder empezar de nuevo!
Creo que lo primero que tengo que hacer es presentarme, así que aquí voy. Me llamo Julio, estudio ingeniería eléctrica, y al momento de escribir esto tengo 19 años. Toda mi vida viví en Domselaar (Argentina). Sin embargo tengo casi cuatro meses viviendo en Ciudad Madero (México).
Estoy a más de 7.000 km. de distancia de mi casa, y hay mucha gente que me preguntó cosas como "¿Qué estás haciendo en Madero?" o "¿Cuál fue el motivo por el que te viniste desde Argentina?". Si la pregunta me la hace alguien que conozco ace poco tiempo, yo simplemente suelo responder así:
"Estoy viviendo con una familia que conozco hace bastante tiempo, son casi como mi familia. Me ofrecieron estudiar en Madero y acepté."
Pero la razón de mi llegada a México es todavía más profunda, más intensa. No la digo si no tengo una súper confianza con una persona porque creo que pensaría "Está loco". Creo que para expresar esa razón, una imagen vale más que mil palabras:


Sí, la razón es esta persona. Su nombre es Pepe, y por él estoy acá. Su aparición en mi vida me hizo dar un giro rotundo que jamás hubiera pensado dar. Y es por eso que, para presentar este blog, me obligo a contar su historia. Mejor dicho, la historia de los dos.
El primer día del 2011 parecía ser sólo un día más. No se me cruzaba nada por la cabeza más que una sensación rara por haber terminado la escuela y la pronta llegada de la universidad. Después de las celebraciones de Año Nuevo con mi familia, ya estaba muy entretenido en mi computadora haciendo lo que cualquier joven haría en su computadora en vacaciones: nada. De pronto se me ocurre revisar mi correo electrónico (siempre lo reviso) y tenía un mensaje sin leer. Era una invitación a Badoo, una conocida página para encontrar gente con quien socializar. Había recibido muchísimas invitaciones a esa página, pero nunca las abría simplemente porque no me interesaba.
Como no tenía nada más importante que hacer en ese momento, decidí aceptar la invitación. Entré a Badoo, coloqué una foto, mis datos, la clase de persona que estaba buscando, y cuando ya tenía el perfil hecho cerré la página y seguí distrayéndome en otro lugar.
Cerca de una hora más tarde, abro mi recién creado Badoo y me doy cuenta de que tengo un mensaje que decía:
¡Te ves bien guapo! Pásame tu correo por favor. Soy Vladimir.
Decidí darle mi correo, me agregó y comenzamos a hablar por Messenger. Luego me agregó como amigo a su Facebook, mientras me decía por Messenger que estaba viendo mis fotos y que me veía guapo. Eso me hizo sentir muy bien, puesto que en ese momento me sentía un poquito mal conmigo mismo.
Durante esos días seguimos hablando, todos los días nos hablábamos, y no solamente por texto, sino que ahora comenzamos a vernos y escucharnos. Todo por internet, obviamente, puesto que en ese entonces estábamos muy, muy lejos.
Pasaron los días y un 14 de enero me hizo una propuesta